Hay tres cosas que a esta altura de mi vida – 73 años – se me hacen muy difíciles de soportar en los seres humanos: la soberbia, la impunidad y la mentira en provecho propio.
Justamente los tres ítems se juntan en la persona del Sr. Eduardo Mosegui, personaje nefasto que ha tomado notoriedad en nuestro medio en los últimos días debido a las acusaciones que ha hecho contra la delegación juvenil de fútbol sub-18 de Florida que disputara un encuentro contra Paysandú en el Estadio Juan A. Lavalleja de Trinidad el día jueves 15 próximo pasado.
Debido a nuestra por todos conocida actuación a nivel del Fútbol Infantil, tuvimos la chance de conocer de cerca al Sr. Mosegui, por entonces Presidente de la Liga Regional del Sur de Las Piedras, en oportunidad de realizarse los Congresos de O.N.F.I.
No podemos decir que el Sr. Mosegui es un ventajero, fraudulento y fascineroso – como lo oímos reiteradamente en los pasillos de O.N.F.I. – porque no nos consta ni tenemos pruebas de ello. Pero sí podemos decir, luego de lo presenciado en Trinidad, que es una mala persona que goza de las tres características de que hablábamos al comienzo.
La soberbia del Sr. Mosegui le permitió pasearse por todo el contorno del campo de juego mientras se desarrollaba el mismo, manteniendo permanentes charlas telefónicas. De acuerdo a lo manifestado por integrantes de nuestra delegación, que sí estaban cumpliendo su función, el Sr. Mosegui atendía sus actividades personales – venta de carne – mediante el uso de un celular, en lugar de preocuparse por el desarrollo del encuentro y colaborar con el veedor, según él novato en el cargo, motivo por el cual fue designado por O.F.I., quizás aún proporcionándole el teléfono celular, y por lo cual debe percibir jugosos honorarios. Total impunidad al respecto.
Pero la impunidad además se extiende a la mentira. Porque la raíz de todo el problema, y lo que en especial nos atañe, es que el Sr. Mosegui recibió sí la repulsa y la reacción de la parcialidad floridense, pero no aclara que fue debido al hecho de que él hizo deliberados gestos obscenos, propios de alguien sin la más mínima educación, dirigidos especialmente al sector femenino de la misma.
Miente también cuando afirma que hubo violencia de parte de los jugadores. El encuentro transcurrió sin problemas, el único expulsado que tuvo Florida se retiró inmediatamente, sin protestas ni gestos de reprobación hacia el fallo. Hace hincapié en los antecedentes de otras selecciones juveniles, ignorando que justamente por eso estos gurises estaban muy bien aleccionados en el sentido de no reaccionar indebidamente.
Miente además cuando acusa a nuestra parcialidad de haber golpeado el automóvil en que se retiraba “que sufrió múltiples desperfectos”. Debemos reconocer que fue rodeado y duramente increpado, en especial por las damas que sufrieron su afrenta, pero si el automóvil sufrió desperfectos, supongo que abolladuras, debía ya tenerlas previamente debido a los golpes que el Sr. Mosegui se da contra la decencia.
Nuestro orgullo de ser floridenses no nos permite dejar que seamos calumniados así por un individuo de esta calaña, en especial por los jóvenes integrantes del plantel, que disputaron el encuentro - que nunca debieron haber jugado reglamentariamente - y cayeron con hidalguía ante un rival esa noche superior.
Quisiera apelar además, Sr. Director, a la jerarquía y prestigio de vuestro periódico para hacer llegar esta nota, si es posible, a O.F.I. y al Ministerio de Deportes. Desde ya, muchísimas gracias.
Dr. Ibsen Rama Emanueli
C.I. 816676-7
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