Todos los días en diarios y radios de Florida, se escucha la eterna letanía sobre los basurales y la suciedad de la ciudad en general.
Creo que el problema no radica en la intendencia, el intendente o ninguno de los personajes que se dedican o tienen la obligación de mantener la limpieza en la ciudad.
Yo vivo en una pequeña ciudad de aproximadamente 40.000 personas, en las afueras de una gran ciudad de Canadá. El recolector de residuos pasa de la siguiente manera: todos los miércoles para recoger todo lo reciclable. Plásticos, vidrios, metales, papeles y cartones, se depositan en unas cajas azules. Todos los reciclables orgánicos, comidas, grasas, pañales de papel, y todo material orgánico degradable, se ponen en un recipiente o caja verde. Repito, esto lo recogen una vez por semana.
Cada dos semanas, recogen todo el resto de materiales que sean considerados “basura”, incluyendo muebles o escombros, todo eso debe ser preparado debidamente para que el recolector pueda manipularlo con facilidad, ya que es una persona sola que recoge y maneja el camión al mismo tiempo.
Hace 40 y pico de años que vivo en este país; cuando recién llegué, hacían la recolección todos los días, como en Florida, de a poco nos fueron enseñando y educando para cambiar el sistema paulatinamente.
En todo ese tiempo, nunca, repito, nunca vi que se creara un basural en una esquina, o que un vecino sacara su basura en el día que no le corresponde. Los que vivimos en este país somos, la mayoría, inmigrantes que venimos de todos los rincones del mundo. En esto incluyo gente de países que tienen problemas endémicos de tratamiento de los residuos, como los países latinoamericanos o la India, Pakistán y China. Sin embargo todos nos hemos acostumbrado a seguir los sistemas que se nos plantearon, y a nadie se le ocurriría dejar su bolsa de residuos en la esquina.
Todavía más, sólo se puede sacar un límite de tres bultos por semana, después de ese límite hay que comprar unas etiquetas que indican que se pago la multa por exceso de bultos.
Imagínese, ver que un vecino tiene una sola bolsa, pero el de al lado tiene cinco, lo más común seria que ese vecino pusiera sus bultos extras en la vereda del vecino para ahorrarse la multa. Bueno, eso no pasa, la gente conscientemente se reduce a su límite sin trampas o subterfugios.
Para finalizar, no creo que los gobiernos sean el problema en este tema. Si cada uno de los ciudadanos se pusiera como meta el que no haya basurales en su barrio, se lograría sin problemas. Lo único que se necesita es que todos y cada uno de nosotros, conscientemente se dedique a acostumbrarse o a educarse para erradicar el problema.
No depende del Pájaro, de Piccone o Peña. Es cuestión de Pedro, Maria, Juan y Jose.
El Tordillo
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