Como cada 3 de junio miles de personas renovaron su fe en San Cono, en los juegos de azar, en los precios bajos de la feria, en los churros y el soportar caminar apretados entre globos, stands, los chorizos al pan, los panchos y …los verdaderos devotos del Santo.
La mañana del domingo 3 de junio de 2012 comenzó mejor de lo esperado, fría, muy fría pero con la llegada a la ciudad de centenares de vehículos (autos, camionetas, motos, ómnibus y camiones), que rápidamente se dispersaron por la ciudad de Florida y se mezclaron con los madrugadores locales.
Año tras año llegan todos. Los devotos, los vendedores, los obligados por mamá o por los abuelos.
Todos.
Los que venden, los que compran; los que piden, los que agradecen. Los que llegan a trabajar, los que alimentan a los que trabajan y los que vienen porque sí…o por las dudas. ¡Quién te dice San Cono te dé una mano y cambie tu vida con los cinco números del Cinco de Oro!.
Y después están los lugareños, los de acá, los que disfrutan viendo cómo muchos van y vienen por la calle Rodó-, los que van stand por stand preguntando precio y sin comprar, los que compran, los que venden y así ya reciben una manito de San Cono.
“Se mueve mucha plata” comentaron algunos floridenses que vieron cómo los establecimientos gastronómicos establecidos en diferentes puntos de la ciudad permanecían repletos de comensales.
La Policía desplegó un operativo especial de seguridad. Igual que todos los años, pero alertados por el aumento de los hechos delictivos de los últimos tiempos en mayor alerta. Desde un balcón en una esquina a escasos 200 metros de la Capilla de San Cono dos efectivos de particular, cual dos vecinos cualquiera, observaron y filmaron todo, minuto a minuto desde que comenzó el movimiento por la calle Rodó.
Los medios de comunicación locales, en especial los canales de televisión del servicio para abonados, cubrieron –cada cual a su manera- las diferentes alternativas de este evento que hace años dejó de ser una fiesta netamente religiosa para conformar parte del calendario turístico nacional.
Al caer la tarde mientras miles de personas emprendían el regreso a sus hogares fuera de los límites de Florida, centenares de locatarios aprovechaban para hacer nuevamente el recorrido sin la presión de tanta gente alrededor.
Los fieles rezaban en la Capilla.
La pelota del mundial del 50 no apareció.
Algunos esperaban un milagro de San Cono.
Se nos fue otro San Cono, pero queda un fin de semana más.
Alberto Mazza
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