29 de junio de 2012

La Florididad



CAPÍTULO 10






Hábiles de poco esfuerzo, solidarios, creyentes pero no tanto, festejadores, copiones pal negocio, pescadores, ilustrados , deportistas, mediáticos , reyes del filo e impuntuales.


1857- Llegan 250 colonos de los Valles Valdenses y se radican en La Macana.
 ¡Gran macana!
No estaba todavía Mario Delgado para  mandarles aunque más no fuera al Gran Capi para defenderlos.
El cura Dr. Francisco Majesté (predicador español de vasta trayectoria) a cargo de nuestra capilla empezó a pedir informes de lo que hacían y dejaban de hacer los valdenses.
Y los informes le llegaron uno atrás de otro.
 Empezó a  cuidarlos con la ayuda de los que le iban pasando datos.
La información le iba llegando de primera mano de los vecinos.
El padre Mejesté empezó a corretear valdenses.
"Algunos de los colonos no dormían por miedo de ser asesinados", apunta Roger Geymonat en su libo "El templo y la escuela", citando informes de la época.
Y Majesté con la complicidad de varios coterráneos terminó corriéndolos de la Macana.
De Florida.
Y se fueron al departamento de Colonia.
Y fundaron Colonia Valdense.
Es que también hemos tenido  vecinos dispuestos a arrimar un dato de lo que está pasando, conocedores de lo que sucede en la casa de al lado.

¿Chusmas?
Capaz que sí.
Capaz que somos chusmas.
Y capaz  que de ahí nace la costumbre de sentarse en la plaza a ver quién viene  y a ver qué pasa.
“Las comadres murmuran su historia en el umbral”, dice Serrat refiriéndose a 
Pueblo Blanco…  o a   Floridablanca.
Capaz que de esos años viene la costumbre de sacar sillas a las veredas a ver si se escucha algo.
De sentarse en el prado a ver pasar a los que no están sentados … y las más nueva de todas… de sentarse contra la ruta, dentro de un auto, mate en mano a ver pasar los autos.
Por si vuelven los valdenses, será…

Hábiles de poco esfuerzo, solidarios, creyentes pero no tanto, festejadores, copiones pal negocio, pescadores, ilustrados, deportistas, mediáticos, reyes del filo, impuntuales y chusmas.

Marciano Durán


24 de junio de 2012

Un sesgo negativo del Uruguay de hoy


  Por estos tiempos los uruguayos estamos todos conmovidos por acontecimientos que si bien suceden en otras sociedades porque son inherentes a la condición humana, no dejan de sacudirnos y sorprendernos.   Toda la población tiene el sentimiento de vivir, o el presentimiento de estar por comenzar a vivir una pesadilla de final incierto.
  Tenemos, tengo, la sensación de estar subido a una calesita que gira y gira, y que en cada giro me muestra la misma escena ya archiconocida por la reiteración.
  Y alrededor de esa calesita se instalan las tribunas, donde muchos tribuneros saltan, muestran carteles y elevan cánticos al mejor estilo de los barras bravas incitando aun mas a la violencia de los gladiadores en el Coliseo.

  Se encendieron los focos, las cámaras están a atentas todos los movimientos, los espectadores se frotan las manos, la adrenalina del voyerismo sube al máximo…
  En la cancha de ese Estadio los denominados indeseables, las lacras humanas, los que se adueñan de las vidas ajenas, los que pasan la raya designando motu proprio de que lado esta la Vida y de cual la Muerte, quizá muchos de ellos ya irrecuperables….
 
  Para hablar claro: me refiero a los que matan jóvenes por un celular, a los que golpean, maltratan y asesinan mujeres haciendo prevalecer su condición, a los que violan niños, a los que copan a ancianos indefensos para robarles sus pocos pesos….
  Para hablar claro; me refiero a los que asesinan por homofobia, a los que asesinan por compasión, a los que venden droga como pan caliente a niños y menores, a esos mismos niños y menores que después entran a robar armados, tirando a matar y sin avisar.
  Para hablar claro: me refiero a los que en moto en pleno día, rapiñan a una señora que apenas puede caminar hasta el supermercado, a los que matan a tipos laburantes que no tiene otra arma que una coca cola en sus manos, a los que van armados a un espectáculo deportivo, a los que amparados en el anonimato de Internet insultan, degradan y estigmatizan a otros uruguayos pero que no serian capaces de sostener esas opiniones frente a quienes agreden….
  Y es probable que se me escape algún otro estereotipo.
  Y en las tribunas el resto del colectivo.
 
  En el Palco Oficial los Ministros nos presentan datos: ”Hay menos rapiñas”, “Uruguay: el país mas seguro de América” etc. etc.
  En una esquina de la América la barra política. Con sus banderas: “Si a la rebaja de la edad de inimputabilidad” ”Reivindiquemos el derecho a la rehabilitación” “Pena de muerte ya”, “Si al ejercito en la calle”, No al ejercito en las cárceles” “Mas policías en las calles” “No a las razzias”. Como toda barra brava están divididos, luchan por los cacicazgos, muchos se aferran mas a sus sillas mas que a sus principios y buscan prensa. No hay consenso porque no hay claridad de pensamientos ni conceptos claros.
 
  En otro rincón de la América la barra de los judiciales. “Queremos leyes acordes”, “Modernizar la legislación ya” “Nosotros no las hacemos, solo las aplicamos”, etc….
Muy cerca de ellos, la barra de la Policía: “Hay menos robos pero mas rapiñas” “Necesitamos mas efectivos” “Nosotros los agarramos pero los que fallan son los jueces”, etc., etc.
  Y el palco de la prensa, claro. Oídos atentos, cámaras listas, móviles haciendo guardia, y que presurosos acuden al menor indicio hasta por las dudas. Periodistas que llegan a actuar como rápidos difusores de hechos denostando “culpables” aun no demostrados, sopesando el rédito de ratting que brinda el morbo del delito, de la delincuencia, de la violación, de la privación de la libertad.
  De periodistas que entrevistan y popularizan a esos mismos personajes que luego se miran orgullosos en los televisores de las cárceles.
  De periodistas que con lujo de detalles relatan una violación a una mujer sin considerar que sigue viviendo en el barrio, ahora marcada por la desgracia, recalcada además, por la indiscreción informativa detallada e innecesaria de lo acontecido.
 
  Y en el resto de las tribunas el Pueblo. El que va al espectáculo como espectador porque salvo patalear cuando le dan cámara, o ir a alguna reunión con el Jefe de Policía del barrio, pocas oportunidades mas tiene de participar, al menos hasta las próximas elecciones.
  Y ese Estadio, ese espectáculo queda en la mitad del camino que une la privación de la libertad con la libertad propiamente dicha.
  En las cárceles están aquellos individuos que la Justicia entendió rompieron el contrato social de convivencia de la Nación, violando las leyes comunes a todos los ciudadanos de la República. En ellas conviven individuos que han cometiendo delitos de distintas categorías y que van desde un simple robo hasta el hecho mas repudiable. Todos los colores delictivos están presentes en la paleta de colores de una cárcel uruguaya.
 
  Sabido es que la situación de las cárceles en Uruguay no es de ahora. El hacinamiento, la droga, los peajes, los arreglos de traslados, las protecciones, los motines, las armas, las muertes entre reclusos, la prostitución, las enfermedades, el Sida, y otros muchos detalles mas son el común denominador desde hace años en ese submundo canero.
  O sea, un lugar nada paradisiaco para ir a vivir….
  Y en la libertad propiamente dicha, la de los barrios de las ciudades y pueblos de nuestro país, la de nuestra campaña, vive la gente que labura, la que estudia, la que apuesta a la vida, la que vive en la riqueza pero también en la pobreza material digna, pero con la cabeza limpia para inculcar los valores que hacen a las personas de bien.
 
  Ahí viven los ciudadanos orgullosos de vivir en un país que en el contexto latinoamericano, tiene el mayor índice de democracia (democracia completa), es segundo con referencia al menor índice de percepción de la corrupción, tercero en nivel de desarrollo humano, quinto en la esperanza de vida mas alta, uno de los países de Sudamérica con mayor libertad de prensa y una de las naciones con mayor tasa de alfabetización de América Latina (98% de la población).
  Y orgullosos de que en el contexto mundial, Uruguay está segundo en el grupo de las naciones mas pacificas del Planeta, y posee uno de los mayores índice de educación (superando a países como Alemania o Japón).
 
  Pero en ese mismo barrio de la libertad viven también los que se miran en el espejo de los que están en el Estadio porque son sus héroes, sus paradigmas del barrio, de la televisión y de los diarios!!! Los que van a retroalimentar las cárceles.
  Porque ellos hacen la escuela y el liceo del delito en la sociedad de la libertad, y el postgrado en la sociedad de la libertad confinada de una cárcel. El sistema se retroalimenta.
  Definitivamente, hay algo que no me cierra: cuando transitamos por uno de los momentos de mayor bonanza económica que ha conocido el país, no somos capaces de dar soluciones a este problema. Y esto es responsabilidad de toda la Sociedad.
  Hay miles de puestos de trabajo esperando en el sector de la construcción. Hay miles de presos, la gran mayoría jóvenes, la gran mayoría reincidentes, que están hacinados en las cárceles sin hacer algo productivo.
 
  Como ya dije, definitivamente hay algo que no me cierra.
  No quiero que se generalice el sentimiento de la necesidad de la pena de muerte para quienes cometen delitos horripilantes. La Humanidad y su Historia esta llena de ejemplos de personajes repugnantes que quizá no merecieron ni merezcan vivir pero aun así, el derecho a la vida es el que adquirimos por el solo hecho de nacer.
 
  No quiero aceptar axiomáticamente que ninguno de los menores infractores es recuperable.  
Me niego a aceptarlo. Quizá alguno lo sea y vale la pena el intento.
Y quienes no puedan ni quieran recuperarse deberán aceptar que perdieron su derecho a la libertad y eso no se negocia.
 
  Sé que no es fácil sentar opinión sobre temas tan delicados y tan sensibles. Observarlo e intentar analizarlo desde un punto de vista objetivo es tan riesgoso como analizarlo desde la plataforma de los sentimientos y experiencias personales, especialmente si estas ultimas no son buenas.
  Pero tengo el sentimiento de que hay algo que revolotea en la mente del colectivo uruguayo. Y ojala que eso sea la toma de conciencia definitiva de la necesidad de hacer algo real, concreto, justo pero sin perder los rasgos de humanismo y de solidaridad que caracteriza a nuestro pueblo.
  No quiero que la barbarie se adueñe de nuestro sistema de vida.

Néstor Vaz Chávez
 

19 de junio de 2012

La teoría de las ventanas rotas





   En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, para entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.

  Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
  Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras. Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.

  ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
  No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.
Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada.   Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

  En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la ‘teoría de las ventanas rotas’, misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
  Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen ‘esas pequeñas faltas’ como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.

  Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes.
  La respuesta de los estudiosos fue más contundente aún, indicando que ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se degenera el entorno”.

  Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana, la falta de oportunidades que ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

  Todos tenemos ventanas rotas en la vida, vivimos con ellas… En la casa, en la familia, en el trabajo, hasta con nosotros mismos. Hacer conciencia de ellas y querer repararlas he ahí lo interesante del asunto.

14 de junio de 2012

La Florididad

 

CAPÍTULO 9







Hábiles de poco esfuerzo, solidarios, creyentes pero no tanto, festejadores, copiones pal negocio, pescadores, ilustrados , deportistas, mediáticos y reyes del filo…

En el año 1908 se puso en marcha el reloj de la catedral.
El único reloj de todo el Uruguay que da las horas dos veces a la vez, porque primero suenan las primeras campanadas, luego a los minutos vuelven otra vez a sonar las siete campanadas de cada hora.
No es un dato menor para entender el trauma que recibimos los floridenses a partir de ese día.
Un reloj único en el Uruguay que marca la hora permanentemente y lo hace dos veces a la vez.
Te muestra la hora y te la hace sonar.
Allá arriba.
Para verlo siempre y desde cualquier lugar.
A la salida del baile, a la entrada del liceo, camino al cine, de vuelta del café.
Ahí ha estado clavándonos las agujas generación tras generación

¿Puntualidad?
Acosados por estas campanadas desde hace 100 años hicimos el proceso a la inversa.
Reacción opuesta al estímulo recibido.
Y si nos pueden identificar claramente por las calles como si lleváramos un tatuaje en la cara es porque vamos a  las oficinas públicas y los comercios justo un minuto antes del cierre.
¡Eso es un floridense, caramba!
Y más aún… a todas las citas llegamos  por lo menos 5 minutos después.
15 en lo posible.
-Ese que viene entrando es de Florida- dice la gente en los cines y teatros de Montevideo.
Incluye esto los partidos de futbol, las películas, los conciertos y el liceo.
Al único lugar que llegamos en hora es a los entierros… y eso siempre y cuando seamos el muerto.
Todo para último momento.

En Paso de los Toros aprobaron un feriado porque hace 50 años se les inundó el pueblo.
¡Porque se les inundó!
Lo contás en otro país y no te creen.
Feriado porque se les inundó, si hubiera sido un año de buena cosecha se tomaban dos meses.
Hacía un año que estaban esperando para pintar de rojo el almanaque.

En Florida… en Florida la declaración de feriado no laborable por los 200 años salió recién un día antes del cumpleaños en una reunión armada de apuro. (Hacía 199 años, 364 días y 8 horas que sabíamos que ese viernes cumplíamos 200 años… ¡Y nos agarró de sorpresa!
Un floridense no es prudente y Prudente no es floridense.

IMPUNTUALES.

Hábiles de poco esfuerzo, solidarios, creyentes pero no tanto, festejadores, copiones pal negocio, pescadores, ilustrados , deportistas, mediáticos , reyes del filo e impuntuales.

Así somos los floridenses…

Marciano Durán

12 de junio de 2012

Un click y aceptar?

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Pensar que antes –en el siglo pasado- cuando yo nací no había que hacer click y aceptar.
Antes –en el siglo pasado- cuando yo nací, no había televisión por cable, la radio era una sola, el teléfono estaba en una central telefónica, algunos comercios y decenas de casas de familia.
 
En el siglo pasado cuando yo fui niño, adolescente y joven no había teléfono celular. Recién cuando pisaba los 30 (no la década, sino mi edad) aparecieron estos aparatitos magníficos y esclavizantes.
En el siglo pasado, las computadoras y las pc portátiles ó notebook, directamente en la vida cotidiana no existían, algo parecido fue lo que se conocía como máquinas de escribir, aunque no tenían disco duro, sino un carrete de cinta que en el mejor de los casos lograba dos colores sobre el papel: negro y rojo.
 
En gran parte del siglo pasado, nos enterábamos de las noticias por las trasmisiones de emisoras de radio fundamentalmente de Montevideo, luego cambió un poco y mejoraron las locales, se sumaron las efemes, y los impresos de cada lugar, que algunos hacía años que ya estaban, antes que yo naciera…en el siglo pasado.
Ni el Facebook ni las cámaras digitales registraron nuestra niñez y adolescencia.  
Nuestra niñez y adolescencia están esperando ser escaneadas en el mejor de los casos!!!
 
En gran parte del siglo pasado, sin embargo pasaban cosas que hoy no registramos ni con el celular, ni con la cámara… ni con la memoria.
En el pueblo todos se conocían, por el nombre o por el apodo, pero se conocían.
Y fue hasta hace no mucho tiempo que esto sucedía, a pesar que fue en el siglo pasado.
Algo nos pasó.
 
Tal vez no nos dimos cuenta que todos estos aparatitos que hoy se multiplican y sufren metamorfosis permanentes fueron y son creados para mejorar nuestra comunicación y no para entorpecerla.
Ahora la todo es simple.
Cuando no queremos que alguien nos hable directamente no atendemos el llamado al celular, no contestamos los mensajes de texto, no respondemos un correo electrónico… y ya no se venden casi timbres para colocar en las puertas de las casas porque perdimos la costumbre de la visita.
 
Es decir que también se pedió el juego que nos entretenía cuando éramos niños, el famoso “ring raje”, llamado así para los ignorantes de esta época e ilustrados del nuevo siglo, porque la diversión consistía en ir a una casa en grupo, tocar timbre y salir rajando (corriendo) fundamentalmente a la hora de la siesta (qué es eso?) ó tarde en la noche, es decir, como a las nueve más o menos.
 
En el siglo pasado, cuando recorría las calles de mi ciudad, reconocía los rostros de la gente que pasaba a mi lado, y las barras de amigos duraban años, tantos que hasta hoy están, auque la distancia y la vida nos mantengan alejados. Sé que los amigos están, auque hoy algunos crean que son amigos solamente por hacer un click y aceptar.
 
Alberto Mazza
 
 
 

10 de junio de 2012

Se resisten a morir

Gigantes de los ’60 siguen vivitos y rockeando

Con el lanzamiento esta semana del primer álbum en años de los Beach Boys con temas inéditos, la banda que está cumpliendo medio siglo se une al elitista grupo de gigantes que siguen "rockeando" en todo el mundo.

Cuando en 1962 el grupo californiano surfeaba por primera vez en las listas de éxitos, Bob Dylan se abría camino en la historia de la cultura pop, mientras los Beatles y los Rolling Stones lideraban una revolución musical al otro lado del Atlántico.
¿Por qué esta súbita explosión creativa en los años ’60? Una respuesta posible es la madurez de los “baby-boomers” -como se califica en Estados Unidos a la generación de posguerra- que crecieron en una era de bonanza abrazando las libertades -culturales, financieras y sexuales- de la nueva década.
Los “baby-boomers” ya eran “suficientemente adultos para convertirse en los primeros ciudadanos de la clase blanca trabajadora que gozaron de prosperidad y educación”, dijo a la AFP Toby Miller, profesor de la Universidad de California en Riverside.
“Eran chicos blancos con interés en la música negra que trascendieron las fronteras del color, y había compañías discográficas, canales televisivos y promotores que identificaron esos nichos de mercado emergentes”.

LA BEATLEMANÍA
De esta explosión de íconos de la música que surgieron en 1962, probablemente la mayor banda fue los Beatles, que dominó los escenarios del mundo desde su ciudad natal de Liverpool, en Gran Bretaña.
Su primer éxito, “Love Me Do”, fue lanzado ese año desatando la “beatlemanía”, que cruzó el Atántico y cautivó a Estados Unidos.
Si bien los “fabulosos cuatro” se separaron a fines de los ’60 y hoy sólo dos de sus miembros siguen con vida, los Beatles influyeron a generaciones de músicos y sus canciones permanecen entre las más populares de todos los tiempos.

LOS ROLLING
En tanto los Rolling Stones, más atrevidos y más abiertos sexualmente, emergieron en la escena musical londinense liderados por el extravagante Mick Jagger, para unirse luego al asalto británico de las radios estadounidenses a mediados de los ’60.
Su carrera de cinco décadas tuvo legendarios altibajos, pero la banda permanece unida a pesar de que Jagger aparentemente obstaculizó una gira en tributo al 50 aniversario del grupo, que había sugerido el guitarrista Keith Richards.

BEACH BOYS Y DYLAN
En Estados Unidos, 1962 vio el florecimiento de dos íconos musicales: los Beach Boys en la costa oeste, y el cantautor Bob Dylan en la costa este.
La banda de los Beach Boys, que lanza el 5 de junio en Estados Unidos su primer álbum en 16 años con temas nuevos (“That’s Why God Made the Radio”), en realidad se formó en 1961, pero firmó con Capitol Records un año después.
En las siguientes dos décadas, los Boys produjeron éxitos que definieron una era, como “Good Vibrations” y “California Girls”, así como el innovador álbum “Pet Sounds” en 1966.
Pero las drogas, problemas de salud mental y conflictos internos enturbiaron al quinteto, cuyo trabajo se volvió cada vez más esporádico. Hasta que el año pasado la banda de rock-pop lanzó “Smile”, una colección de música grabada a mediados de los ’60, y anunció su reunión en ocasión de su 50 aniversario.
Dylan también ha enfrentado problemas a lo largo de los años. Enfureció a sus seguidores más añosos cuando optó por la música electrónica y molestó a los escépticos al hallar una religión, pero a sus 71 años sigue en la carretera con su gira “Never Ending Tour”.
Su lugar en el panteón cultural estadounidense quedó sellado esta semana, cuando el presidente Barack Obama le otorgó el honor civil más alto del país, la medalla presidencial de la libertad, en una ceremonia en la Casa Blanca.

INFINIDAD DE ELECCIONES
El profesor Robert Thompson del Centro Bleier para la Televisión y la Cultura Pop en la Universidad de Siracusa en Nueva York, dijo que la explosión pop fue encendida gracias a la confluencia de rápidos cambios de posguerra, como los movimientos por los derechos de la mujer, Vietnam, la guerra fría y la carrera espacial.
“Tras la Segunda Guerra Mundial, se abrió como un nuevo universo. Todos esos chicos que comenzaron a nacer en 1946… tenían 16 años en 1962″.
“Cuando uno escucha a los Beach Boys casi puede oír que eran la banda de sonido de la nueva generación. Y creo que se puede decir lo mismo de los Stones, los Beatles, todos ellos”, agregó.
Pero, hoy en día, la perspectiva de que haya otra oleada de esta misma envergadura se ve dificultada por la fragmentación. En aquella época, todo el mundo miraba a los Beatles en el programa de Ed Sullivan, mientras actualmente hay una infinidad de elecciones en la televisión y en internet.
“Los ’60 fueron la cumbre de este tipo de cultura consensuada (…) y esto ya no ocurre. Incluso entre mis estudiantes, de entre 18 y 21 años, raramente encuentro una sola canción que todos ellos tengan en su iPod”, dijo el profesor.
“La cultura en 2012, 50 años después, está tan profundamente fragmentada (…) que esta clase de grupos que todo el mundo escucha aparecen con mucha menos frecuencia”, agregó.

LA RED 21

7 de junio de 2012

La Florididad



CAPÍTULO 9







Y ya que pasamos por el deporte, veamos qué otras cosas nos cuenta José Monti en su libro.
Dice que en los primeros años del siglo XX se podían encontrar en la villa varias canchas de bochas.
A partir de archivos de  “La voz de Florida” nos cuenta una interesante historia que nos otorgará una de las características más floridenses de todas.

Cuenta que cuatro individuos aparecieron por nuestra villa.
La cancha era de un conocido agricultor italiano dice el diario…textual  “que se distingue por la carencia de uno de los más esenciales miembros de locomoción física”.
 El Heraldo hubiera dicho "el rengo".

Escuchen bien: “que se distingue por la carencia de uno de los más esenciales miembros de locomoción física”.
¡Que se distingue! ¡Por lo que le falta!
Casi, casi un atributo la falta del atributo.

Allí los cuatro individuos (que yo me animo a calificar de floridenses) se enfrentaron en partido de bochas con un conocido agricultor gallego de posición económica desahogada.
Lo desafiaron al gallego a un partido de bochas.
Primero lo afilaron y le dijeron que seguramente él ganaría, porque solamente “mirándolo uno se da cuenta de que usted  es bueno pa las bochas”.

Uno de los cuatro apareció borracho.
Cuenta La voz de Florida   “demostraba haberse agarrado una turca de mi flor”.

Por lo tanto: paliza del gallego que ganaba bien hasta faltar dos tantos, seis le faltaban al  otro.
Fue en ese momento que el borracho entre hipos y trastabillando  le apostó una libra a que ganaba el partido.
Al gallego le gustó tanto la idea que palabra va, palabra viene, la apuesta llegó a 220 pesos.
Se refregó las manos y se aprontó a llevarse un dinero fácil de manos del borracho.
El final de la historia es fácil de adivinar.
Una vez confirmada la apuesta, al borracho se le pasó como por arte de magia la curda “y –dice el diario-  en unas habilísimas jugadas consiguió marcar 6 tantos a su favor contra ninguno”.
Lo afilaron, de tal manera que se cortó.
Afiladores podría ser la siguiente definición.
Sin embargo creo que las palabras son REYES DEL FILO.

Hábiles de poco esfuerzo,
solidarios,
creyentes pero no tanto,
festejadores,
copiones pal negocio,
pescadores,
ilustrados ,
deportistas,
mediáticos
y reyes del filo.


Marciano Durán

5 de junio de 2012

Al planchero de La Pasiva lo mataron 42 veces


Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador. Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador. Un joven de gorro entra a un restaurante y le dispara a un trabajador… “Al planchero de La Pasiva lo mataron 42 veces”, se quejó Jorge Vázquez, subsecretario del Interior, en referencia a la cantidad de veces que se repitió el video del asesinato en sólo dos días en los canales de televisión abierta. El disparo recuperó, entre otros, un debate añejo: la relación entre los medios de comunicación y la sensación de inseguridad.

“La crónica policial (…) genera un sentimiento de inseguridad que tiene escasa relación con la realidad delictiva del país”. La frase podría pertenecer al presidente José Mujica, que la semana pasada, en entrevista con Brecha, catalogó “la participación de los medios en la creación de la sensación pública” como un “problema”. Pero no. Fue escrita por el periodista Darío Klein en 1994 y es la hipótesis de partida de su libro Tinta roja: efectos de la crónica policial en Uruguay. Entonces, como hoy, el tema ocupaba a ciudadanos, políticos y especialistas.

Nada nuevo brilla bajo los fogonazos de la crónica roja. Hace casi un siglo, cuando la televisión era todavía una utopía, las noticias policiales ya sudaban sangre en los periódicos uruguayos. Una fotografía publicada en el diario El Día el 7 de julio de 1914, presenta el cadáver de la poeta Delmira Agustini minutos después de que fuera asesinada por su esposo. El artículo acerca de su muerte tampoco ahorra detalles morbosos.

La misma canción
“Nosotros nos sentimos atemorizados, vemos que hay una sensación de inseguridad cada vez mayor”, decía en 1994 el entonces ministro del Interior, Juan Andrés Ramírez. “Todo lo que hace la prensa es convertir la hiperrealidad en realidad, pasar la temperatura por la sensación térmica”, explicaba en ese año el sociólogo Rafael Bayce, también citado por Klein en su libro. Los conceptos, como el de “sensación térmica”, retomado por la ex ministra del Interior Daisy Tourné, se repiten como un disco rayado. Con un aditivo: las noticias policiales ocupan cada vez más espacio en los medios y la sensación de inseguridad es cada vez mayor. En contrapartida, según cifras oficiales, entre 2005 y 2009, el total de delitos tuvo un modesto retroceso, aunque las rapiñas registraron un aumento del 36%. Y siguieron aumentando en los años siguientes.

Para el 65% de la opinión pública, la inseguridad es “el principal problema del país”, según una encuesta de Cifra divulgada por Búsqueda el 17 de mayo. En 2007, lo era solo para el 13%.

Frente a esta situación, la reacción del actual sistema político se parece bastante a la de dos décadas atrás. Escribía Klein en 1994: “Simultáneamente (al crecimiento de la sensación de inseguridad), se mantiene en algunos sectores políticos la intención de aumentar penas, de bajar la edad de inimputabilidad”.

Por su parte, Mujica coquetea con la idea de regular los medios de comunicación al menos desde el 4 de agosto de 2011, cuando propuso en su audición radial “premiar” a los medios que transmitan valores.

Las críticas presidenciales a los medios de comunicación tampoco son nuevas. El 7 de octubre del 2009, el entonces presidente de la República, Tabaré Vázquez, expresó: “Lo que sí ha aumentado, uruguayas y uruguayos, y de manera exponencial, es la cantidad de crónicas policiales. Algunas de ellas, sencillamente repulsivas para los lectores, la audiencia y la teleaudiencia y denigrantes del oficio periodístico”. “Es repugnante convertir el dolor ajeno o el propio en espectáculo, negocio o campaña política. Es repugnante”, insistía.

La misma canción suena en el ambiente al menos desde principios de la década de 1990. Y en el medio, andan sin ton ni son los protagonistas de las historias.
 
“Es lo que vende”
Fernando Vilar soltó una frase que rebasó el vaso. Fue el 5 de julio de 2009 durante un congreso de periodistas en Trinidad. El conductor de Telenoche se preguntó en alusión a las noticias policiales: “¿Qué aportan?”. “Nada, es lo que vende”, se contestó. La respuesta de Vilar no fue aislada, sino que dio cuenta de un estado de situación. El ex cronista policial de Telenoche, Jean Georges Almendras, dijo en una entrevista concedida en 2010 para una tesis realizada por los periodistas Martín Natalevich y Leonardo Silvera: “Yo dependo de una empresa que necesita ganar. Y si mañana tiene que mostrar mujeres amputadas para ganar rating, lo va a mostrar. Y si tiene que mostrar enanos, va a mostrar”.

Sin embargo, desde octubre, cuando cambió la dirección del informativo de canal 4, se suprimió la música y la sección especial para noticias policiales. A su vez, Almendras ya no cubre la crónica roja. 

Pero a pesar de estos cambios, Telenoche fue, según la consultora Foco, el que más veces mostró el video del asesinato de La Pasiva entre el 13 y el 18 de mayo: canal 4, 44 veces; canal 10, 25 veces; canal 12, 23 veces; canal 5, 4 veces. En total, fue mostrado 102 veces.

Una jerarca de Telenoche explicó que esta reiteración se debió a que fue la noticia de la semana. “Fue un asesinato en un lugar público donde podemos ir a comer vos y yo”, justificó la fuente.

Coincidiendo con los nuevos criterios de canal 4, una fuente de canal 12 dijo a El Observador que “en Telemundo está prohibido dar primeros planos de sangre, de cadáveres y poner música a las noticias policiales”. “Se puede escapar algún caso”, agregó el periodista de Telemundo, que prefirió no referirse a la reiteración del video del asesinato de La Pasiva ni al caso de Martín Pino.

 
Del espectáculo a la regulación
Klein, corresponsal de CNN en Uruguay y ex director de informativos de Televisión Nacional, dijo a El Observador que, en estos casos, “hasta determinado momento es noticia y después pasa a ser espectáculo”. Para el autor de Tinta roja, “los policiales, igual que el deporte o la prensa del corazón, están mucho más emparentados con el entretenimiento que con la información, por eso marcan y les va bien”.

Según el sociólogo Luis Eduardo Morás, “la explícita y reiterada exhibición del crimen no cumple una función pedagógica ni terapéutica”. Morás destaca que “por una parte le brinda un espacio destacado de notoriedad y prestigio a los infractores; y a su vez estimula los peores sentimientos y reflejos de la sociedad, que demanda respuestas de los poderes públicos proporcionales a la barbarie del acto que está observando”.
El sociólogo Rafael Paternain, ex director del Observatorio de Criminalidad del Ministerio del Interior, concuerda con Morás. La reiteración de la noticia de La Pasiva “tiene efectos perversamente negativos, que sólo benefician a los intereses de quienes los emiten y a aquellos que se amparan en las soluciones represivas y punitivas”, aseguró el sociólogo a El Observador.

Ambos sociólogos recuerdan la marcha por la inseguridad que se realizó después del asesinato de La Pasiva y presentó consignas de ultraderecha. Paternain da un paso más: considera que “la difusión del asesinato de La Pasiva es algo que no se puede permitir”. Propone que la ciudadanía denuncie estas prácticas periodísticas, que el Estado establezca “un marco regulatorio general que prohíba las prácticas de difusión que menoscaban los derechos más elementales”.

EL OBSERVADOR


3 de junio de 2012

Se pasó otro San Cono…










Como cada 3 de junio miles de personas renovaron su fe en San Cono, en los juegos de azar, en los precios bajos de la feria, en los churros y el soportar caminar apretados entre globos, stands, los chorizos al pan, los panchos y …los verdaderos devotos del Santo.

La mañana del domingo 3 de junio de 2012 comenzó mejor de lo esperado, fría, muy fría pero con la llegada a la ciudad de centenares de vehículos (autos, camionetas, motos, ómnibus y camiones), que rápidamente se dispersaron por la ciudad de Florida y se mezclaron con los madrugadores locales.
Año tras año llegan todos. Los devotos, los vendedores, los obligados por mamá o por los abuelos.
Todos.
Los que venden, los que compran; los que piden, los que agradecen. Los que llegan a trabajar, los que alimentan a los que trabajan y los que vienen porque sí…o por las dudas. ¡Quién te dice San Cono te dé una mano y cambie tu vida con los cinco números del Cinco de Oro!.

Y después están los lugareños, los de acá, los que disfrutan viendo cómo muchos van y vienen por la calle Rodó-, los que van stand por stand preguntando precio y sin comprar, los que compran, los que venden y así ya reciben una manito de San Cono.
“Se mueve mucha plata” comentaron algunos floridenses que vieron cómo los establecimientos gastronómicos establecidos en diferentes puntos de la ciudad permanecían repletos de comensales.

La Policía desplegó un operativo especial de seguridad. Igual que todos los años, pero alertados por el aumento de los hechos delictivos de los últimos tiempos en mayor alerta. Desde un balcón en una esquina a escasos 200 metros de la Capilla de San Cono dos efectivos de particular, cual dos vecinos cualquiera, observaron y filmaron todo, minuto a minuto desde que comenzó el movimiento por la calle Rodó.
Los medios de comunicación locales, en especial los canales de televisión del servicio para abonados, cubrieron –cada cual a su manera- las diferentes alternativas de este evento que hace años dejó de ser una fiesta netamente religiosa para conformar parte del calendario turístico nacional.

Al caer la tarde mientras miles de personas emprendían el regreso a sus hogares fuera de los límites de Florida, centenares de locatarios aprovechaban para hacer nuevamente el recorrido sin la presión de tanta gente alrededor.
Los fieles rezaban en la Capilla.
La pelota del mundial del 50 no apareció.
Algunos esperaban un milagro de San Cono.
Se nos fue otro San Cono, pero queda un fin de semana más.


Alberto Mazza