10 de agosto de 2012

La violencia en el ADN cultural del Uruguay actual










En nuestra sociedad, pensar hoy día que las lacras humanas salen sólo de aquellos contextos sociales subdesarrollados, desestructurados, económicamente débiles, y educacionalmente desprotegidos, es -por lo menos- una idea descabellada.

Pensar que en el Uruguay actual los peores especímenes humanos provienen de o viven en barrios carenciados, en general periféricos a los centros urbanos mas desarrollados es al menos, otra idea descabellada.

Pensar que por provenir de o habitar en esos lugares ninguno de esos seres pasó por la Escuela pública uruguaya, (laica, gratuita y obligatoria) es por lo menos, una idea muy liviana.

Por lo tanto, estigmatizar por los modestos lugares de origen, por las pobres condiciones sociales, por la baja calidad de vida es una actitud discriminatoria. Medir con el mismo rasero según las coordenadas de origen es una practica peligrosa.

Porque no olvidemos que en el mismo barrio en que vive un violador y asesino está el modesto hogar de la niña que violó, estudiante liceal, a quien sus padres se ocupaban en darle una educación y un sustento familiar sólido, aún en la humildad y la carencia de recursos materiales. Es claro que no todo aquel que vive en una “zona roja” es un violador, un asesino, un ladrón: están también los que llevan una vida honesta en su pobreza.

Por otro lado, pero en el mismo sentido, muchos de los violentos, de los asesinos, de los violadores uruguayos provienen de los barrios de alto y medio poder adquisitivo, pasaron por nuestras escuelas, algunos quizá por renombrados colegios bilingües, estudiaron en Universidades. O sea, tuvieron “estudio” como se dice generalmente.

Muchos de esas lacras de high society veraneaban en el Este, aparecieron en las páginas de sociales, se paseaban en autos deportivos, se casaron en exclusivas iglesias uniendo familias de abolengo, de poderío económico y social. O sea que tuvieron mucho desde lo material.

Son empresarios, profesionales universitarios, hijos de empresarios…

Pero también pensar que por venir de un contexto social de alto poder adquisitivo, donde es más lo que sobra que lo que falta ya es ser “mala gente” constituye, también, una idea prejuiciosa y que tampoco se sostiene. En esa escala social, se ubican muchos humanos que han construido su vida con armas intachables.

O sea que hay mala y buena gente en todos los nichos socio-económicos. La miseria humana (la de la cabeza) atraviesa verticalmente todos los estratos sociales. Practica la osmosis, camina, fluye, y a veces se deposita en algunos humanos “tristemente “elegidos.

Porque, además, el nacimiento de esos seres miserables no respetan culturas. Ni economías. Ni naciones. Ni razas ni religiones. Ni estratos sociales. Ni épocas. Ni regímenes políticos. Hay miserables en todo el Mundo. Que actúan solos o en conjunto. Que se abrogan el derecho de quitar la vida sin ser jueces.

Pueden ser estudiantes, militares, paramilitares, profesionales, líderes religiosos…

La lista va de los enfermeros asesinos de los hospitales uruguayos que mataron a decenas de pacientes internados en los Centros de Tratamiento Intensivo inyectándoles aire o morfina “para que descansaran y dejaran de sufrir”, hasta el extremista de derecha que colocó 1000 kilos de explosivos en la base de una torre de 17 pisos en Noruega matando a 8 personas, pero como consideró que la operación había sido "un fracaso" se fue a una isla matando a 69 jóvenes de un campamento..

Va desde la masacre de la Columbine High School de Colorado (Estados Unidos), cuando dos alumnos adolescentes entraron a su escuela armados hasta los dientes, donde–antes de suicidarse- realizaron disparos en la cafetería y en la biblioteca matando a 15 personas e hiriendo a 24 alumnos, hasta los enfrentamiento entre cárteles de México que han provocando más de un centenar de asesinados en los últimos meses.

Va de la matanza realizada por un estudiante en un colegio secundario de un pueblo de Finlandia dirigida contra lo que denominó "vergüenzas de la raza humana" hasta el reciente asesinato por un solitario asesino, en el cine de un shopping en Denver, Estados Unidos, de 14 personas y más de 50 heridas cuando se estrenaba la última versión de la película de Batman.

Hace poco, acá en Uruguay, dos supuestamente “planchas” habitantes de un barrio conflictivo de Montevideo asesinaron a un empleado de un comercio por una Coca Cola. Ayer, un empresario residente en una casa frente al mar en la costa uruguaya asesinó a su esposa, su suegra y su pequeño hijo de 14 meses por U$S 50.000. No solo se mata por un par de championes…

Muchas veces el comportamiento y las actitudes de estos individuos son “normales”. Algo hace que se salte de esa supuesta normalidad a la evidente anormalidad y se transformen en psicópatas. (O ya lo son?), Algún maléfico resorte hace que se activen conductas asesinas, que muchas veces se ponen los ropajes más despreciables de los seres humanos: racismo, homofobia, discriminación, segregación, manifestadas aun, con violencia.

Probablemente, ciertos rasgos negativos de los seres humanos están ocultos en su propio ADN biológico. Pero pienso que mas peligrosos que aquellos genes, son los que se poseen en el ADN cultural, ese que se elabora desde la niñez, con la adquisición de principios básicos, con la construcción de una personalidad coherente, sólida en valores, clara en conceptos, y firmemente arraigada a los referentes que mojonaron su camino de vida. Es la arquitectura del alma.

Y una parte de ese ADN cultural (claramente multi factorial, de muchas más aristas que esta señalada aquí) es el que, hoy día, está en serio riesgo en el Uruguay actual.

Néstor Vaz


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